No habrá entre ellos cansado, ni que vacile ninguno se dormirá ni le tomará sueño á ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus zapatos. Isaias 5.27
Leitura diária na versão Rayana Valera - Espanhol


Ezequiel 3
Ezequiel 4
Juan 19.17-42

Ezequiel 3


1
Y DIJOME: Hijo del hombre, come lo que hallares come este rollo, y ve y habla á la casa de Israel.
2
Y abrí mi boca, é hízome comer aquel rollo.
3
Y díjome: Hijo del hombre, haz á tu vientre que coma, é hinche tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y comílo, y fué en mi boca dulce como miel.
4
Díjome luego: Hijo del hombre, ve y entra á la casa de Israel, y habla á ellos con mis palabras.
5
Porque no eres enviado á pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino á la casa de Israel.
6
No á muchos pueblos de profunda habla ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas y si á ellos te enviara, ellos te oyeran.
7
Mas la casa de Israel no te querrán oir, porque no me quieren oír á mí: porque toda la casa de Israel son tiesos de frente, y duros de corazón.
8
He aquí he hecho yo tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra su frente.
9
Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque es casa rebelde.
10
Y díjome: Hijo del hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
11
Y ve, y entra á los trasportados, á los hijos de tu pueblo, y les hablarás y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová escuchen, ó dejen de escuchar.
12
Y levantóme el espíritu, y oí detrás de mí una voz de grande estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar.
13
Oí también el sonido de las alas de los animales que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de grande estruendo.
14
Levantóme pues el espíritu, y me tomó y fuí en amargura, en la indignación de mi espíritu: mas la mano de Jehová era fuerte sobre mí.
15
Y vine á los trasportados en Telabib, que moraban junto al río de Chebar, y asenté donde ellos estaban asentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.
16
Y aconteció que al cabo de los siete días fué á mí palabra de Jehová, diciendo:
17
Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya á la casa de Israel: oirás pues tú la palabra de mi boca, y amonestarlos has de mi parte.
18
Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás: y tú no le amonestares, ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, á fin de que viva, el impío morirá por su maldad, mas su sangre demandaré de tu mano.
19
Y si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, y tú habrás librado tu alma.
20
Y cuando el justo se apartare de su justicia, é hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria mas su sangre demandaré de tu mano.
21
Y si al justo amonestares para que el justo no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fué amonestado y tú habrás librado tu alma.
22
Y fué allí la mano de Jehová sobre mí, y díjome: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.
23
Y levantéme, y salí al campo: y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río de Chebar: y caí sobre mi rostro.
24
Entonces entró espíritu en mí, y afirmóme sobre mis pies, y hablóme, y díjome: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.
25
Y tú, oh hijo del hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.
26
Y haré se pegue tu lengua á tu paladar, y estarás mudo, y no serás á ellos varón que reprende: porque son casa rebelde.
27
Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: El que oye, oiga y el que cesa, cese: porque casa rebelde son.

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Ezequiel 4


1
Y TU, hijo del hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de tí, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalem:
2
Y pondrás contra ella cerco, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y asentarás delante de ella campo, y pondrás contra ella arietes alrededor.
3
Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad: afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal á la casa de Israel.
4
Y tú dormirás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel: el número de los días que dormirás sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos.
5
Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos y noventa días: y llevarás la maldad de la casa de Israel.
6
Y cumplidos estos, dormirás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días: día por año, día por año te lo he dado.
7
Y al cerco de Jerusalem afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella.
8
Y he aquí he puesto sobre ti cuerdas, y no te tornarás del un tu lado al otro lado, hasta que hayas cumplido los días de tu cerco.
9
Y tú toma para ti trigo, y cebada, y habas, y lentejas, y mijo, y avena, y ponlo en una vasija, y hazte pan de ello el número de los días que durmieres sobre tu lado: trescientos y noventa días comerás de él.
10
Y la comida que has de comer será por peso de veinte siclos al día: de tiempo á tiempo lo comerás.
11
Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin: de tiempo á tiempo beberás.
12
Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza y lo cocerás á vista de ellos con los estiércoles que salen del hombre.
13
Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las gentes á donde los lanzaré yo.
14
Y dije: ¡Ah Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi mocedad hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.
15
Y respondióme: He aquí te doy estiércoles de bueyes en lugar de los estiércoles de hombre, y dispondrás tu pan con ellos.
16
Díjome luego: Hijo del hombre, he aquí quebrantaré el sostén del pan en Jerusalem, y comerán el pan por peso, y con angustia y beberán el agua por medida, y con espanto.
17
Porque les faltará el pan y el agua, y se espantarán los unos con los otros, y se consumirán por su maldad.

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Juan 19

17-42
17
Y llevando su cruz, salió al lugar que se dice de la Calavera, y en hebreo, Gólgotha
18
Donde le crucificaron, y con él otros dos, uno á cada lado, y Jesús en medio.
19
Y escribió también Pilato un título, que puso encima de la cruz. Y el escrito era: JESUS NAZARENO, REY DE LOS JUDIOS.
20
Y muchos de los Judíos leyeron este título: porque el lugar donde estaba crucificado Jesús era cerca de la ciudad: y estaba escrito en hebreo, en griego, y en latín.
21
Y decían á Pilato los pontífices de los Judíos: No escribas, Rey de los Judíos: sino, que él dijo: Rey soy de los Judíos.
22
Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.
23
Y como los soldados hubieron crucificado á Jesús, tomaron sus vestidos, é hicieron cuatro partes (para cada soldado una parte) y la túnica mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.
24
Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.
25
Y estaban junto á la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26
Y como vió Jesús á la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice á su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
27
Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo.
28
Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Sed tengo.
29
Y estaba allí un vaso lleno de vinagre: entonces ellos hinchieron una esponja de vinagre, y rodeada á un hisopo, se la llegaron á la boca.
30
Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.
31
Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el gran día del sábado, rogaron á Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
32
Y vinieron los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él.
33
Mas cuando vinieron á Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas:
34
Empero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.
35
Y el que lo vió, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
36
Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: Hueso no quebrantaréis de él.
37
Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
38
Después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas secreto por miedo de los Judíos, rogó á Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús: y permitióselo Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús.
39
Y vino también Nicodemo, el que antes había venido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
40
Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar.
41
Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no había sido puesto ninguno.
42
Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron á Jesús.

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