Isaias 1Isaias 2Hebreus 3Isaias 1
1
VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá.
2
Oid, cielos, y escucha tú, tierra porque habla Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí.
3
El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento.
4
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron á Jehová, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás.
5
¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.
6
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
7
Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.
8
Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.
9
Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra.
10
Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
11
¿Para qué á mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12
¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí, para hollar mis atrios?
13
No me traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades.
14
Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas cansado estoy de llevarlas.
15
Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos.
16
Lavad, limpiaos quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos dejad de hacer lo malo:
17
Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda.
18
Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana.
19
Si quisiereis y oyereis, comieréis el bien de la tierra:
20
Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de Jehová lo ha dicho.
21
¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad mas ahora, homicidas.
22
Tu plata se ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua.
23
Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.
24
Por tanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios:
25
Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño:
26
Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
27
Sión con juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia.
28
Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á Jehová serán consumidos.
29
Entonces os avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que escogisteis.
30
Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas.
31
Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.
topoIsaias 2
1
LO que vió Isaías, hijo de Amoz, tocante á Judá y a Jerusalem.
2
Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán á él todas las gentes.
3
Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, á la casa del Dios de Jacob y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.
4
Y juzgará entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente contra gente, ni se ensayarán más para la guerra.
5
Venid, oh casa de Jacob, y caminemos á la luz de Jehová.
6
Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque son henchidos de oriente, y de agoreros, como los Filisteos y en hijos ajenos descansan.
7
Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos ni sus carros tienen número.
8
Además está su tierra llena de ídolos, y á la obra de sus manos se han arrodillado, á lo que fabricaron sus dedos.
9
Y hase inclinado el hombre, y el varón se ha humillado: por tanto no los perdonarás.
10
Métete en la piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa de Jehová y del resplandor de su majestad.
11
La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada y Jehová solo será ensalzado en aquel día.
12
Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo ensalzado y será abatido:
13
Y sobre todos los cedros del Líbano altos y sublimes, y sobre todos los alcornoques de Basán
14
Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados
15
Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte
16
Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas pinturas preciadas.
17
Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada y solo Jehová será ensalzado en aquel día.
18
Y quitará totalmente los ídolos.
19
Y meteránse en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la presencia espantosa de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare él para herir la tierra.
20
Aquel día arrojará el hombre, á los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase
21
Y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare para herir la tierra.
22
Dejaos del hombre, cuyo hálito está en su nariz porque ¿de qué es él estimado?
topoHebreus 3
1
POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús
2
El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.
3
Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
4
Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.
5
Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir
6
Mas Cristo como hijo, sobre su casa la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8
No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9
Donde me tentaron vuestros padres me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10
A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11
Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12
Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13
Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14
Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza
15
Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16
Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17
Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18
¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19
Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.
topo