Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí. Gálatas 2.20
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Zacarias 4
Zacarias 5
Zacarias 6
Apocalipsis 18

Zacarias 4


1
Y VOLVIO el ángel que hablaba conmigo, y despertóme como un hombre que es despertado de su sueño.
2
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con su vaso sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero y siete canales para las lámparas que están encima de él
3
Y sobre él dos olivas, la una á la derecha del vaso, y la otra á su izquierda.
4
Proseguí, y hablé á aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, señor mío?
5
Y el ángel que hablaba conmigo respondió, y díjome: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.
6
Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de Jehová á Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
7
¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido á llanura: él sacará la primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia á ella.
8
Y fué palabra de Jehová á mí, diciendo:
9
Las manos de Zorobabel echarán el fundamento á esta casa, y sus manos la acabarán y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió á vosotros.
10
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alergrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellas siete son los ojos de Jehová que recorren por toda la tierra.
11
Hablé más, y díjele: ¿Qué significan estas dos olivas á la derecha del candelero, y á su izquieda?
12
Hablé aún de nuevo, y díjele: ¿Qué significan las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
13
Y respondióme, diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
14
Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra.

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Zacarias 5


1
Y TORNÉME, y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba.
2
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
3
Díjome entonces: Esta es la maldición que sale sobre la haz de toda la tierra porque todo aquel que hurta, (como está de la una parte del rollo) será destruído y todo aquel que jura, (como está de la otra parte del rollo) será destruído.
4
Yo la saqué, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá á la casa del ladrón, y á la casa del que jura falsamente en mi nombre y permanecerá en medio de su casa, y consumirála, con sus enmaderamientos y sus piedras.
5
Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y díjome: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.
6
Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Este es un epha que sale. Además dijo: Este es el ojo de ellos en toda la tierra.
7
Y he aquí, traían un talento de plomo, y una mujer estaba asentada en medio de aquel epha.
8
Y él dijo: Esta es la Maldad y echóla dentro del epha, y echó la masa de plomo en su boca.
9
Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el epha entre la tierra y los cielos.
10
Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan el epha?
11
Y él me respondió: Para que le sea edificada casa en tierra de Shinar: y será asentado y puesto allá sobre su asiento.

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Zacarias 6


1
Y TORNÉME, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes y aquellos montes eran de metal.
2
En el primer carro había caballos bermejos, y el segundo carro caballos negros,
3
Y en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos ruciorodados.
4
Respondí entonces, y dije al ángel que conmigo hablaba: Señor mío, ¿qué es esto?
5
Y el ángel me respondió, y díjome: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra.
6
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón y los blancos salieron tras ellos y lo overos salieron hacia la tierra del mediodía.
7
Y los rucios salieron, y se afanaron por ir á recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra.
8
Luego me llamó, y hablóme deciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi espíritu en la tierra del aquilón.
9
Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo:
10
Toma de los del cautiverio, de Heldai, y de Tobías, y de Jedaía, los cuales volvieron de Babilonia y vendrás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sefanías
11
Tomarás pues plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del gran sacerdote Josué, hijo de Josadac
12
Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará de su lugar, y edificará el templo de Jehová:
13
El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su solio y consejo de paz será entre ambos á dos.
14
Y Helem, y Tobías, y Jedaía, y Hen, hijo de Sefanías, tendrán coronas por memorial en el templo de Jehová.
15
Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado á vosotros. Y será esto, si oyereis obedientes la voz de Jehová vuestro Dios.

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Apocalipsis 18


1
Y DESPUÉS de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia y la tierra fué alumbrada de su gloria.
2
Y clamó con fortaleza en alta voz, diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia, y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles.
3
Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
4
Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas
5
Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
6
Tornadle á dar como ella os ha dado, y pagadle al doble según sus obras en el cáliz que ella os dió á beber, dadle á beber doblado.
7
Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto porque dice en su corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto.
8
Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará.
9
Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio,
10
Estando lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad porque en una hora vino tu juicio!
11
Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías:
12
Mercadería de oro, y de plata, y de piedras preciosas, y de margaritas, y de lino fino, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa, y de todo vaso de marfil, y de todo vaso de madera preciosa, y de cobre, y de hierro, y de mármol
13
Y canela, y olores, y ungüentos, y de incienso, y de vino, y de aceite y flor de harina y trigo, y de bestias, y de ovejas y de caballos, y de carros, y de siervos, y de almas de hombres.
14
Y los frutos del deseo de tu alma se apartaron de ti y todas las cosas gruesas y excelentes te han faltado, y nunca más las hallarás.
15
Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido, se pondrán lejos de ella por el temor de su tormento, llorando y lamentando,
16
Y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas!
17
Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas. Y todo patrón, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se estuvieron lejos
18
Y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante á esta gran ciudad?
19
Y echaron polvo sobre sus cabezas y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en la mar se habían enriquecido de sus riquezas que en una hora ha sido desolada!
20
Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles, y profetas porque Dios ha vengado vuestra causa en ella.
21
Y un ángel fuerte tomó una piedra como una grande piedra de molino, y la echó en la mar, diciendo: Con tanto ímpetu será derribada Babilonia, aquella grande ciudad, y nunca jamás será hallada.
22
Y voz de tañedores de arpas, y de músicos, y de tañedores de flautas y de trompetas, no será más oída en ti y todo artífice de cualquier oficio, no será más hallado en ti y el sonido de muela no será más en ti oído:
23
Y luz de antorcha no alumbrará más en ti y voz de esposo ni de esposa no será más en ti oída porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra porque en tus hechicerías todas las gentes han errado.
24
Y en ella fué hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.

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